PEDIR AYUDA
- BLOG
- 28 may 2019
- 2 Min. de lectura
¿Cómo es para ti pedir ayuda?
Desde mi experiencia quisiera contarles, que esto de pedir ayuda no lo he vivido de modo tan sencillo como lo veo hoy…
Cuando recuerdo mis primeros pedidos de ayuda, comprendo que no quería verme vulnerable, y que además no me gustaba la idea de contarle a nadie lo que me pasaba, entre otras cosas porque creía que solo pasaban en mi mundo interior y que no podrían comprenderme.
Pero la vida es muy sabia, y me puso en el camino las piedras necesarias para que tuviera que pedir mucha ayuda, y la primera frase que incorporé y uso hasta hoy es: “yo sola no puedo”.
En mi interior me decía cosas como: “no quiero molestar”, “yo puedo con todo” “voy a poder sola” …
Con el tiempo descubrí que detrás de todos estos mecanismos conocidos para mí, había un nivel muy bajo de autoestima.
Comprendí que no puedo con todo, (ni tengo que poder), que es mucho más valiente pedir ayuda que no hacerlo, y que contar con la mirada de otro es una maravillosa forma de conocerme más y ser una mejor versión para todos quienes me rodean.
Las batallas se ganan tomando decisiones, y una forma inteligente para sentirnos bien es dejando que otros nos muestren las diferentes formas de hacer las cosas, con herramientas que nos llevan a ser asertivos en las decisiones que tomamos.
Una vez que hice el movimiento del pedido de ayuda, ya me sentí en condiciones de ir tras los sueños que me había trazado porque pude reconocer la necesidad, y este fue el primer paso a darme cuenta, que no estoy sola en este camino y que desde muchos lugares y formas la ayuda que pido siempre me será dada.
Cuando pude tomar contacto con mi necesidad de ayuda, pude darme cuenta que me resultaba muy sanador estar del otro lado como ayudadora, con la empatía que esto significa, y poniendo sobre todo, mucho amor y tiempo para perfeccionar las herramientas que voy adquiriendo para acompañar. Hoy puedo decirles que es tan sanador pedir ayuda como darla, en ambos casos es estar en pleno contacto con la confianza.
Decía San Agustín: “si necesitas una mano, recuerda que yo tengo las dos”
Te pido que al leer esto chequees, en ¿qué área de tu vida estás necesitando ayuda y no estas pudiendo pedirla?
El momento es hoy.
¿Comenzamos?
Susana.
Comentarios